Cuando se habla de entrevistas en el entorno laboral es muy frecuente pensar que se está hablando de selección de personal. Sin embargo, una de las tendencias al alza en los últimos años son las entrevistas que se realizan cuando el trabajador abandona la compañía.
Es evidente que los dos tipos de entrevistas más comunes, entrada y salida, se producen en momentos radicalmente distintos. Y, por lo tanto, hay que tratarlas de diferente manera.
En primer lugar, hay que entender que una entrevista de salida puede ser incómoda para la persona que abandona la empresa. Por eso, es importante crear un clima positivo y tratarlo como una reunión constructiva, en la que la compañía quiere escuchar abiertamente lo que la persona quiere decir, para mejorar los diferentes ámbitos que la componen. Este clima es más fácil que se produzca en empresas que ya escuchan habitualmente a las personas que forman parte de ella. Si una empresa no escucha nunca a sus trabajadores y sólo quiere hacerlo cuando se van, es un problema.
Estas son 10 preguntas que puedes hacer para ayudar a tu empresa a mejorar:
- ¿Cuál es el principal motivo por el que renuncias?
- ¿Qué es lo que más te gustaba de trabajar en esta compañía?
- ¿Qué es lo que menos te gustaba de trabajar en esta compañía?
- ¿Cómo valorarías la comunicación interna de la empresa?
- ¿Cómo valorarías la experiencia con tu supervisor y en qué áreas puede mejorar?
- ¿Cómo valoras el ambiente de trabajo?
- ¿Cuáles eran tus expectativas antes de entrar? ¿Se han cumplido?
- ¿Qué crees que debería mejorar en cuanto a la organización de la compañía?
- ¿En qué momento te has sentido mejor en la compañía?
- ¿En qué momento te has sentido peor en la compañía?
Es probable que todas estas preguntas te lleven a otros interrogantes. Lo importante es que sea una entrevista fluida y que sirva para extraer conclusiones. Por lo tanto, no dudes en preguntar sobre cualquier cosa si crees que ayudará al objetivo final.