El concepto de una carrera profesional estable y de larga duración en una sola empresa está cediendo paso a un modelo más flexible y dinámico conocido como «talento líquido» o «trabajo bajo demanda». Este fenómeno refleja una tendencia en la que los profesionales buscan proyectos temporales que se ajusten a sus habilidades y necesidades personales, en lugar de comprometerse con una única organización a largo plazo.
Evidencias del cambio
Diversos indicadores señalan esta transformación en el mercado laboral. Por ejemplo, desde la pandemia de 2020, el número de microempresas en España ha disminuido un 1%, mientras que las grandes empresas han experimentado un crecimiento del 19,5%. Este aumento en el tamaño de las empresas se ha producido a expensas de la desaparición de aproximadamente 11.300 microempresas. Además, los costes empresariales han aumentado un 24,5% desde 2019, afectando especialmente a las microempresas.
Paralelamente, se observa un incremento en la contratación de profesionales independientes. Según un estudio de Freelancer.com.es, las empresas españolas aumentaron su gasto en la contratación de freelancers en un 73%, lo que refleja una tendencia hacia la flexibilidad y la adaptación a proyectos específicos.
Adaptación empresarial al talento líquido
Las organizaciones están adoptando nuevas estrategias para adaptarse a este entorno laboral cambiante. Una de ellas es el modelo «Talent as a Service» (TaaS), que permite a las empresas acceder a profesionales externos para proyectos específicos, similar al modelo de Software as a Service (SaaS). Esta modalidad ofrece mayor flexibilidad y la posibilidad de incorporar talento especializado según las necesidades del momento.
Además, las empresas están evolucionando hacia estructuras más ágiles y menos jerárquicas, conocidas como organizaciones líquidas. Estas se caracterizan por equipos multidisciplinarios que se forman y disuelven según los proyectos, fomentando la innovación y la adaptabilidad en un mercado en constante cambio.
El trabajador como arquitecto de su carrera
Pero este cambio de paradigma no solo impacta a las empresas, sino también a los propios profesionales, que ahora priorizan la autonomía, el aprendizaje continuo y la conciliación entre vida personal y laboral. De hecho, según un informe de McKinsey, el 58% de los trabajadores considera cambiar de empleo en los próximos seis meses si encuentran una oportunidad más alineada con sus valores y estilo de vida. Este fenómeno ha dado lugar al auge del career hopping, donde los profesionales saltan de un puesto a otro en busca de retos, crecimiento y mayor control sobre su tiempo.
Las organizaciones que entiendan este nuevo mindset y ofrezcan modelos de trabajo flexibles, desarrollo profesional personalizado y un propósito claro serán las que logren atraer y retener el mejor talento en la era del trabajo líquido.
Desafíos y oportunidades del talento líquido
Detrás de las cifras y tendencias, hay personas redefiniendo su relación con el trabajo. La transición hacia el talento líquido no es solo un desafío logístico para las empresas, sino también un cambio profundo en la forma en que los individuos conciben su carrera, su estabilidad y su identidad profesional. Para muchos, esta flexibilidad significa libertad, la posibilidad de elegir proyectos alineados con sus valores y de integrar el trabajo en su vida en lugar de subordinar la vida al trabajo. Sin embargo, también trae incertidumbre: la falta de seguridad a largo plazo, la necesidad de autogestionarse y el reto de mantener conexiones significativas en un entorno cada vez más fragmentado.
Las empresas que comprendan esta dimensión humana serán las que prosperen. No se trata solo de atraer talento bajo demanda, sino de crear ecosistemas laborales donde la confianza, la colaboración y el sentido de pertenencia existan más allá de los contratos fijos. En este nuevo escenario, la clave no es imponer estructuras rígidas, sino diseñar espacios en los que las personas puedan crecer, innovar y aportar valor desde la autenticidad de su propio camino profesional.