La presencia de las mujeres en la tecnología es una preocupación creciente en todo el mundo. A pesar de los avances significativos en la igualdad de género en las últimas décadas, las mujeres continúan siendo una minoría en el campo de la tecnología y la informática. Según la UNESCO, solo el 28% de los investigadores científicos y tecnológicos en todo el mundo son mujeres. En la industria de la tecnología, la brecha de género es aún más amplia. En España, solo el 16% de los trabajadores en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son mujeres, según el Libro Blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico, publicado por el Ministerio de Economía en 2019.
La falta de diversidad en la tecnología no solo es un problema de justicia social, sino que también puede tener consecuencias graves en la economía y la innovación. Según un estudio de McKinsey, las empresas con una mayor diversidad de género en su fuerza laboral tienen más probabilidades de tener un desempeño financiero sólido que las empresas menos diversas. Además, la falta de perspectivas y habilidades diversas puede limitar la capacidad de las empresas para desarrollar soluciones creativas e innovadoras a los problemas de la vida real.
Hay muchas razones por las cuales las mujeres están subrepresentadas en la tecnología. En muchos casos, las mujeres se enfrentan a barreras estructurales y culturales que las alejan de las carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Desde la infancia, las niñas reciben menos estímulos y oportunidades para estudiar y explorar la tecnología y la informática que los niños. Además, los prejuicios y estereotipos de género pueden desalentar a las mujeres de seguir carreras en tecnología.
A pesar de estos desafíos, hay muchas iniciativas y organizaciones que trabajan para aumentar la representación de las mujeres en la tecnología. Desde programas educativos y de mentoría como Inspira STEAM hasta campañas de concientización y políticas de inclusión en las empresas, hay muchas maneras en que podemos trabajar juntos para cerrar la brecha de género en la tecnología. Al hacerlo, no solo estamos creando un futuro más justo y equitativo, sino también fortaleciendo nuestra capacidad de innovar y crear soluciones que aborden los desafíos del mundo de hoy y del futuro.